EROS Y TANATOS EN LA CULTURA OCCIDENTAL. UN ESTUDIODE TEMATOLOGÍA COMPARATISTA

martes, 23 enero 2018

David Pujante

Calambur, Barcelona, 2017

A partir de un “rastro cultural” (la concepción freudiana que considera a Eros y Tánatos como dos pulsiones contrarias pero indivisibles en el ser humano), David Pujante ha construido un magnífico relato retrospectivo en el que persigue esta compleja unión desde los albores de la civilización hasta nuestros días. Eros y Tánatos en la cultura occidental (Calambur, 2017) es una obra académica, ambiciosa y con una fuerte intención divulgativa que podemos, desde nuestro punto de vista, inscribir dentro de la mejor tradición humanista junto a otros autores como Rüdiger Safranski o Erich Auerbach.

Al igual que hizo Auerbach con el concepto de mímesis y Safranski con la idea del mal, Pujante Sánchez reinterpreta heterogéneos discursos culturales a partir de la dualidad erótico-tanática expuesta brillantemente por Freud en sus últimas obras. El catedrático de la Universidad de Valladolid se cuestiona si esas dos fuerzas, que actúan en el ser humano de manera antagónica y armónica (he aquí el misterio), han condicionado la construcción social e individual del mundo y, por lo tanto, del pensamiento occidental.

El lector que se enfrente a Eros y Tánatos en la cultura occidental disfrutará de un viaje por el tiempo y el espacio alejado de cualquier concepción canónica del arte. Para ello el autor se vale, metodológicamente, de una concepción actualizada de la tradición comparatista (la cual es explicada de manera clara y concisa en el primer capítulo). Se puede catalogar, por tanto, este ensayo académico como un trabajo de tematología comparada, el cual se ubica “en la línea de confluencia de la historia de las ideas (imbricada en la de las ideas estéticas y literarias) con la construcción del imaginario occidental” (Pujante Sánchez 41).

Hecha esta presentación teórica, el cuerpo del ensayo fascinará a los iniciados y asombrará a los expertos por el manejo claro y preciso de un vastísimo corpus documental. Matizo que esta gran cantidad de fuentes no abruma (gracias al buen gusto del escritor) sino que impresiona, porque hoy en día es cada vez más difícil encontrar un ensayo sólido y fundamentado con un objeto de estudio tan amplio, cuando parece que la academia nos lleva inexorablemente a una injustificada (al menos en el campo de las humanidades) especialización. 

Así pues, se remonta David Pujante a textos arcaicos de las culturas mediterráneas en las que el equilibrio entre Eros y Tánatos fue fantásticamente explicado mediante los mitos de las Diosas madre. ¿Cómo puede ser entonces que dicha armonía se rompiera si nuestros más remotos antecesores convivían tan bien con esta conflictiva unión?

La respuesta a esta compleja pregunta la encuentra David Pujante en el triunfo del cristianismo. Con el éxito de esta religión en Occidente, se produjo paulatinamente una desnaturalización del eros (en su concepción más carnal) el cual fue sustituido por el agápê (entendido como amor universal y casto) lo que ocasionó un complejo desequilibrio en el tándem Eros-Tánatos. Explica David Pujante: “En dicha ortodoxia, al aparecer la mujer relacionada con la carnalidad pecaminosa, Eros cobra un carácter negativo del que ya difícilmente va a desprenderse. Y la relación entre carne, mujer, pecado y Satanás será básica en gran parte del desarrollo de la historia cultural medieval” (Pujante Sánchez 376).

La Edad Media fue larga y solo al final (si no contamos movimientos minoritarios como el de las beguinas) se pudo atisbar una mínima solución al desequilibrio entre Eros y Tánatos con el florecimiento del amor cortés. Gracias a él, maduran dos géneros literarios que serán básicos para explicar la evolución de dicha dualidad en el pensamiento occidental: por un lado, la narrativa moderna (resulta sumamente placentera la lectura del capítulo dedicado a Tristán e Isolda) y, por otro, la lírica.

Considera David Pujante que gracias a la lírica pos-renacentista se produce una relegitimación parcial del concepto del amor y de la mujer, la cual es idealizada y encumbrada. Ahora bien, señala el catedrático que no nos podemos olvidar de que dichos sentimientos amorosos están exentos de cualquier tipo de carnalidad, por lo que, tampoco se puede hablar de una recuperación de la armonía entre ambas fuerzas. Con el pensamiento racionalista europeo, el duplo Eros-Tánatos permanecerá quebrado ya que la sexualidad sigue cohibida por la culpa, aunque bien es cierto que esta deja de ser religiosa y pasa a ser social. 

El principio del cambio, por lo tanto, lo encontramos en el Romanticismo. Durante este periodo, amor carnal y muerte se reconstituyen progresivamente como un todo indisoluble que llegará de manera matizada hasta nuestros días. La incapacidad de asirse a un discurso lógico- racionalista para explicar este conflicto vital lleva de nuevo a los artistas y pensadores a interesarse por el primitivismo, lo que conlleva un resurgir de las Diosas madre (dadoras de vida y muerte). El pensamiento occidental ya estaba preparado, por así decirlo, para una reformulación del tándem Eros-Tánatos. 

Sigmund Freud, como ya hemos dicho, fue quien de manera preclara instaló la primera piedra de esta recuperación. Erich Fromm, Herbert Marcuse, Marcel Proust, Thomas Mann, Musil, Pasternak y Nabokov, entre muchos otros, aportaron con sus discursos artísticos y filosóficos su grano de arena a la construcción discursiva de esta dualidad, presente en lo más profundo del individuo y, por tanto, de la sociedad.

Conviene matizar, como conclusión, que para David Pujante, la unión erótico- tanática no se trata de una construcción discursiva fosilizada; más bien, es todo lo contrario: el discurso cultural sobre Eros y Tánatos es una realidad social dinámica y volátil pegada siempre al contexto histórico-cultural. Semejante premisa implica hacer frente a no pocos problemas teóricos y metodológicos. Ahora bien, David Pujante no se amedrenta ante ellos, ni tampoco trata de eludirlos, sino que los enfrenta con honestidad intelectual y con una profunda reflexión previa de carácter retórico (la otra gran especialidad del profesor):

Si el significado cultural de la escritura histórica reside en su retórica, es nuestra obligación construir un discurso verosímil posible, que nos sirva para situarnos en el mundo y para resolver en nuestro tiempo y en nuestro espacio los problemas que nos atañen y nos preocupan. Nuestra útil verdad (Pujante Sánchez 375).

Eros y Tánatos en la cultura occidental es un trabajo de investigación hecho para perdurar en el tiempo. Lejos de la inmediatez intelectual y editorial (que inevitablemente conlleva cierta superficialidad) a la que nos estamos acostumbrando en las últimas décadas, este ensayo ostenta poso, meditación y sosiego. Características imprescindibles para que con el paso del tiempo el libro abandone los estantes de las novedades y pase al de las obras de referencia, donde (ya lo saben) solo pueden residir unos pocos.

Víctor Gutiérrez-Sanz

Universidad de Valladolid

 

 

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